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La inmigración en una sociedad globalizada
La mayoría de los analistas de la globalización, nos plantean el
fenómeno de la inmigración como algo endémico de nuestro actual sistema
social globalizado. Pero se les olvida decir que es endémico no por la
globalización en si, sino por el mal reparto que existe de una economía
globalizada. El origen de estas migraciones masivas de la globalización,
como las anteriores, tienen un carácter netamente económico, la de una
economía globalizada de estructuras económicas transnacionales, en donde
difícilmente podemos esperar que la fuerza de trabajo permanezca
arraigada y contenida en unas sociedades nacionales de origen
subdesarrolladas, que conviven, y cada día más cerca gracias a las
nuevas tecnologías de la comunicación, con las sociedades de la opulencia
y el consumo. Por ello, es una fuerza de trabajo que emigra con un
objetivo claro: en busca de un empleo estable y bien remunerado para
poder satisfacer sus necesidades y las de sus familias.
¿Qué hemos
hecho para solucionar estos problemas de desigualdad y así evitar las
migraciones masivas por causas del subdesarrollo? En gran medida nada,
las cifras de inmigrantes están ahí, al igual que las situaciones de sus
países de origen. Además, hace ya algunos años que se delegó en la
Unión Europea las políticas de inmigración, y el problema, quizás,
incluso se agravó. La Unión Europea lleva décadas generalizando un
modelo de la gestión de la inmigración que puede definirse en términos
de una política instrumental y defensiva, de policía de fronteras y
adecuación coyuntural a las necesidades del mercado laboral, es decir,
de objetos y cuotas (ni un inmigrante más de los que se necesite para el
mercado laboral), y no de personas y sus necesidades.
Se ha creado una
política de contención, no de solución. Una solución que no está en
nuestras políticas sobre inmigración, ni siquiera en nuestros Estados,
sino, como un primer y gran paso, en el desarrollo económico y social de
los países de origen.
Las migraciones, en la actualidad, son un
problema global dentro de un mundo globalizado que supera en mucho las fronteras y
capacidades de un solo Estado, lo que hace imposible examinarlas desde
la perspectiva de un Estado nacional. Pero también se hace imposible realizar ese análisis
desde la Unión Europea, ya que, como estamos viendo y sufriendo en esta
crisis, actúa como una pirámide jerarquizada de un conglomerado de
Estados, en donde sólo se escuchan las voces una por una y no en su
conjunto, ya que como siempre, y la UE no iba a ser diferente, al que ya
se encontraba arriba, se le oye más alto y más claro que a los demás.
Es decir, hasta que no entendamos que este y otros muchos problemas,
nuevos o viejos, son hechos que se encuentran en un contexto globalizado
y sumamente interconectado, no nos daremos cuenta que es un problema
que requiere nuevas perspectivas. Perspectivas que los Estados Nación ya
no nos proporcionan. Nuevos tiempos, nuevas soluciones.
Un saludo, La Oveya Negra
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